La jornada 7 de LaLiga arrancó con un duelo entre el Alavés y el Sevilla. El primer gol no tardó en llegar, y en el minuto 17, Carlos Vicente desató la euforia en Mendizorroza, colocando el 1-0 en el marcador. Con ese gol, el Alavés se adelantaba y, desde ese instante, parecía que el equipo local controlaría el ritmo del partido.
Ya en el segundo tiempo, el Alavés continuó demostrando su superioridad. En el minuto 60, Carlos Martín ampliaba la ventaja para los de casa con un gol que reflejaba el dominio albiazul. El 2-0 ponía el partido cuesta arriba para el Sevilla, que, nunca logro hacerse con el control del juego.
Fue en el minuto 83 cuando Dodi Lukebakio, con una jugada de orgullo, logró marcar el único tanto para los visitantes. El gol del Sevilla puso el 2-1 definitivo en el marcador. El Alavés, sólido y contundente, se quedó con los 3 puntos, un premio más que merecido por su esfuerzo y control a lo largo de los 90 minutos.
En la primera parte, el Alavés fue claramente superior. Solo había un equipo en el campo, los locales. El Sevilla, por su parte, parecía un equipo dormido, lejos de ser aquel conjunto temido de otros tiempos. Despertaron levemente hacia el final del primer tiempo. Pero el Alavés tenía el partido perfectamente controlado, imponiendo su ritmo y mostrando una cohesión que se tradujo en su triunfo y lleva ya 10 puntos, una cifra que refleja el buen trabajo del equipo.
El Sevilla, sin embargo, dejó mucho que desear. Este equipo, que años atrás era sinónimo de lucha y competitividad, hoy parece una sombra de lo que fue. Los jugadores no parecen encontrar la conexión en el campo. Hay demasiado individualismo, y los pases, en su mayoría imprecisos, no logran construir un juego fluido. Es un equipo que, lamentablemente, no transmite fútbol ni la intensidad que solía caracterizarlo.
Con solo 5 puntos, el Sevilla debe tener mucho cuidado. Aunque no es el peor que lo está haciendo, su rendimiento actual deja mucho que pensar. El fútbol que están mostrando no es suficiente para competir al más alto nivel, y si no logran un cambio radical, podrían encontrarse en una situación complicada. Sin duda, hay mucho trabajo por hacer en el conjunto sevillista si quieren volver a ser ese equipo temido y respetado que una vez fueron.