El partido entre Barcelona y el Bayern de Múnich fue todo un espectáculo. La mayoría, más del 80%, veía al Barcelona como el perdedor antes del encuentro, pero el resultado final fue sorprendente: 4-1 a favor del equipo culé. Y aunque el marcador puede parecer algo engañoso, lo cierto es que el Barcelona fue impecable en su efectividad, 4 disparos a puerta, 4 goles, con tan solo un 40% de posesión. Pero así es el fútbol, y al final, lo que cuenta es el resultado.
Raphinha brilló como nunca, transformándose en una especie de Ronaldo Nazario. Fue una auténtica máquina, 3 disparos, 3 goles. Lewandowski, como siempre, letal. Casado y Fermín también destacaron, siendo este último una joya que promete mucho. Y luego está Lamine, quien regaló una asistencia mágica a Raphinha. Solo me preocupa que a veces se arriesga en zonas peligrosas al regatear, pero su talento es innegable.
Este equipo tiene algo especial, algo que nos recuerda a esa legendaria generación de Messi, Iniesta y Xavi. Estos jóvenes tienen hambre, son de la casa, y juegan con una intensidad que emociona. Si siguen así, el futuro del Barcelona está asegurado.
Por otro lado, el Atlético de Madrid decepcionó. Lo que parecía un partido sencillo en casa empezó bien, con un gol inicial. Pero tras eso, el equipo se desmoronó. Errores y más errores, como si les diera igual marcar otro tanto. No hubo sensación de peligro real, y después del 1-0, parecía que se conformaban con ese resultado. El empate llegó inevitablemente, y aunque buscaron el 2-1, lo que llegó fue un penalti surrealista, que ni siquiera el VAR corrigió. Un castigo injusto que cambió el rumbo del partido.
Tras ese penalti, el Atlético se vio desbordado: 1-2, y luego 1-3. El penalti condicionó mucho, pero lo cierto es que cuando el Atlético ganaba 1-0, debieron haber peleado por el 2-0 en lugar de controlar pasivamente el juego. Ahora, este Atlético huele a UEFA, y es triste. La Liga prácticamente se nos ha escapado, la Champions está a un paso de lo mismo, y con el estilo de juego actual, basado en marcar un gol y defender el resultado, incluso la Copa del Rey parece difícil de alcanzar.
El arbitraje en la Liga y en la Champions deja mucho que desear, pero más allá de eso, lo que realmente necesita el Atlético es volver a tener hambre, volver a luchar, porque defender un resultado ya no es suficiente.