Ayer el Real Madrid se enfrentó en casa al AC Milan, pero el marcador de 1-3 en contra fue un golpe difícil. Este resultado no es alentador, y si la racha continúa, parece inevitable que Carlo Ancelotti sea el primero en asumir la responsabilidad. Pero la situación va más allá de los números, en el juego se percibe una competencia interna que a veces perjudica más de lo que ayuda. Vinicius y Kylian Mbappé, dos de estrellas, parecen estar más enfocados en sobresalir individualmente que en colaborar por el equipo. Vinicius tiene un talento innegable, pero aún le falta madurez, algo similar a lo que ocurre con Mbappé, quien, a pesar de ser joven, ya no es el mismo jugador deslumbrante que vimos en la final del Mundial 2022 contra Argentina. Su nivel ha cambiado, y aunque todavía tiene tiempo para recuperar ese brillo, no se percibe esa chispa en su juego actual.
Para muchos, incluyendo a mí, Vinicius era un candidato sólido para el Balón de Oro, al igual que Dani Carvajal, quien ha sido un pilar en el equipo. Sin embargo, ambos se quedaron en el camino. Y aunque Vinicius tiene potencial para llegar a ser el mejor, parece que sigue cayendo en los mismos errores: desperdicia jugadas, pierde balones y, a veces, se deja llevar por actitudes que no ayudan a su imagen. Ayer, por ejemplo, en una jugada polémica dentro del área, exageró una caída de manera que resultó evidente en las cámaras. Con miles de ojos puestos en él, ese tipo de gestos innecesarios se ven, y no dejan la mejor impresión. Actuar así en un partido de barrio es una cosa, pero en un estadio lleno y con cámaras en cada rincón, ese tipo de actitudes sobran.
Por su parte, el equipo, el Real Madrid, parece estar perdiendo la esencia de jugar como tal. Falta cohesión y un propósito claro en conjunto. Vinicius y Mbappé tienen el talento para llevar lejos al Real Madrid, pero si no hay armonía ni visión compartida, los esfuerzos individuales no alcanzan. Los aficionados quieren ver un equipo que luche como equipo, no solo un grupo de estrellas en busca de protagonismo propio.