El Real Madrid no viaja, y eso lo dice todo. La ceremonia del Balón de Oro se ha convertido en una pantomima, una farsa donde la objetividad parece haberse perdido en el camino. Recuerdo el año 2010, cuando Xavi e Iniesta, dos gigantes del fútbol, llevaron al Barcelona y a la selección española a la cima del mundo. Ganaron todo, pero al final, el Balón de Oro fue para Messi. Cada cuántos años se celebra la Copa América, ¿hasta que la ganara Messi? Es innegable que es un gran jugador, uno de los mejores, pero a veces todo parece tan orquestado, tan preparado.
El marketing juega un papel fundamental, y Messi se presenta como el mejor embajador del deporte. En 2021, Robert Lewandowski fue el verdadero merecedor del Balón de Oro, habiendo tenido una temporada excepcional en el Bayern de Múnich, rompiendo el récord de goles en una temporada de la Bundesliga. Pero el destino tenía otros planes de nuevo la FIFA, a Messi. En 2022, Argentina alzó la copa del mundo, Messi anotó 6 goles, 5 de penalti, y el Balón de Oro volvió a ser suyo. Da igual que Rodri y Haaland lo ganaran todo con el City.
Ahora, en 2024, la Copa América se juega de nuevo en Estados Unidos, una competición de CONMEBOL. El partido inaugural lo disputó Argentina, y mientras Infantino asistía a la inauguración, ignorando la Eurocopa, todo parecía indicar que la final, casualmente en Miami, tenía un guion preestablecido. Y claro, adivina quién salió campeón: Argentina. Esto no es más que un juego de la FIFA, una organización que critica la Superliga, pero que ha convertido al fútbol en un espectáculo donde la justicia se ha desvanecido. No gana el mejor, y ahora Vinicius, que es un jugador excepcional, no obtendrá el Balón de Oro, no porque no lo merezca, sino porque la FIFA no es una entidad seria ni transparente.
Hoy en día, el Balón de Oro es una estafa. El fútbol, que debería ser un reflejo de talento y esfuerzo, ha caído en un abismo de intereses y marketing.