La tarde comenzó con el partido entre Osasuna y Leganés, que finalizó con un empate 1-1. A mi parecer, el Leganés mostró un desempeño superior al de Osasuna, ya que este último tuvo grandes dificultades para llegar con peligro a la portería contraria. El gol de Juan Cruz, que abrió el marcador, fue para mí uno de los mejores goles de esta jornada, destacando por su calidad y ejecución. Sin embargo, en la segunda parte, tras un tiro de esquina, Osasuna empató el partido cuando Soriano, en un desafortunado intento, introdujo el balón en su propia portería. A pesar de este contratiempo, considero que el Leganés jugó muy bien, demostrando solidez y cohesión. Un empate en el campo de Osasuna no es fácil de conseguir, por lo que el «puntito» obtenido por el Leganés es más que meritorio.
Más tarde, a las 21:30, se disputó el esperado encuentro entre Valencia y Barcelona. El Barcelona presentó algunas caras nuevas en sus filas, pero fueron dos figuras conocidas las que se llevaron el protagonismo, Marc-André ter Stegen y Robert Lewandowski. Ter Stegen, a pesar de haber sido objeto de críticas en ocasiones anteriores, demostró una vez más por qué es una pieza clave en el equipo, realizando paradas cruciales que mantuvieron al Barcelona en el partido. Por su parte, Lewandowski, quien había sido desestimado por algunos que lo llamaban «abuelo» y cuestionaban su lugar en el equipo debido a sus 35 años, respondió de la mejor manera posible. Fue, junto con Ter Stegen, lo mejor del partido, mostrando que aún tiene mucho que aportar. Mientras siga marcando goles, seguirá sumando puntos valiosos para el Barcelona.
En cuanto al desarrollo del partido, la primera mitad fue decepcionante desde la perspectiva del Barcelona. El equipo no mostró el nivel de juego esperado y, de hecho, los únicos que destacaron fueron Ter Stegen y Lewandowski. El Valencia aprovechó esta situación y, tras insistir, finalmente encontró el gol a través de Hugo Duro, quien puso a su equipo en ventaja. Sin embargo, Lewandowski no tardó en igualar la contienda, marcando un gol que mantenía vivas las esperanzas del Barcelona. En la segunda mitad, el Barcelona mejoró su rendimiento y, tras un penalti que a mi juicio fue claro, Lewandowski anotó su segundo gol, dándole la ventaja al Barcelona. A partir de ese momento, el Valencia pareció bajar los brazos, conformándose con la derrota y mostrando una actitud resignada, lo que se reflejaba en su juego, donde los pases hacia atrás se volvieron comunes, evidenciando su falta de ambición.
Destacó también la actuación de Pau Cubarsi, un joven canterano del Barcelona, quien estuvo impecable al salvar un gol bajo los palos, demostrando gran madurez y calidad. Sin embargo, la polémica en torno a una jugada en la que, según el reglamento, Cubarsi debería haber sido expulsado por segunda amarilla. No obstante, el árbitro decidió no mostrarle la tarjeta, una decisión que claramente benefició al Barcelona. Esta situación pone de manifiesto una triste realidad en el fútbol, cuando se trata de equipos grandes, los árbitros a menudo tienden a favorecerlos, consciente o inconscientemente, lo que termina por adulterar la competición. Es lamentable, pero es algo que sigue ocurriendo, y la lluvia de críticas es inevitable cuando los errores arbitrales favorecen a los grandes equipos. Si el error hubiera sido en contra del Barcelona, se habría hablado de sancionar al árbitro con un «paso por la nevera» durante un par de semanas, pero lo fácil es equivocarse a favor de los grandes.
Finalmente, el Valencia, resignado, aceptó la derrota por 1-2, sumando cero puntos en su primer partido de la liga. El Barcelona, aunque lejos de su mejor versión, se llevó los tres puntos, pero no sin polémica ni esfuerzo.